lunes, 17 de junio de 2013

ENTREVISTA A ALBERTO GIL

Dejar huella, ser luz es a lo que aspiro...
                                                     y a lo que aspira el libro
 

Jesús Alberto Gil Pardo, un prolífico y excelente escritor de relatos de superación, esperanza y optimismo vinculados con el mundo de la ceguera, vive solo, pero de forma plenamente integrada en Madrid y trabaja como técnico de Biblioteca para la ONCE. Para este soriano de nacimiento, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza, y cuyos problemas visuales con los que nació degenerarían en ceguera a la temprana edad de 20 años, no hay reto u obstáculo que se le resista. Y lo ha dejado patente a su paso por nuestra localidad el pasado 18 de mayo, donde tuvimos la oportunidad tanto de emocionarnos con sus experiencias y motivaciones, como de conocer la interesante trayectoria que le llevó a escribir su primer libro de relatos ‘Huellas de Luz. Relatos de un ciego optimista y esperanzado para tiempos de crisis’, cuya exitosa presentación tuvo lugar en ‘El Baúl del libro” de la mano del veterano periodista Emilio Tomás García.

—Alberto, un lujo haber contado con tu presencia en nuestra localidad. Te puedo asegurar que no has dejado a nadie indiferente durante tu visita. ¿Te has sentido igualmente acogido por el público de Pilar de la Horadada?

Fue un placer sentir, siquiera por unas horas, el ambiente de una localidad que desconocía y que me impresionó gratamente. No olvidaré una mañana primaveral en terraza, disfrutando de charla y sorpresas mientras sonaban las campanas del reloj de la Iglesia. Como tampoco olvidaré la calidez con que fui recibido en la librería y demás establecimientos donde degusté exquisitas viandas. Me sentí bien, me sentí acogido y querido.

—¿Cuál era tu principal objetivo al visitar nuestra localidad?

Ante todo, conocerte personalmente tras una amistad virtual de años. También hacer visible la ceguera y mi libro, como testimonio de superación y ejemplo. “Si yo puedo hacerlo, tú puedes hacerlo. Merece la pena que lo intentes”. Y de paso, cómo no, practicar turismo por esas tierras, acercarme a la casa natal de Miguel Hernández y disfrutar de la pasión por los libros en esos lugares mágicos que siempre son las librerías; más aún, llevadas con tanto gusto y profesionalidad como es el caso de ‘El Baúl del Libro’ y ‘Códex’.

—¿Qué impresión te llevas de nuestro pueblo?

En cuanto a las impresiones que me llevo no pueden ser mejores: emoción, recuerdos y momentos compartidos que tienen la categoría de únicos. En definitiva, objetivo cumplido con creces.

—Cuéntanos un poco sobre ti. ¿Cómo se te ocurrió la idea de escribir un libro de relatos? ¿Qué mecanismos utilizaste para llevarlo a cabo?

Desde niño, la lectura siempre fue refugio en mis momentos de soledad y sueños: fantaseé con que algún día yo también publicaría mi libro. Cuando llegué a Madrid, en 2000, una vez adaptado a la gran ciudad con la ceguera por bandera, me inscribí en un taller de creación literaria organizado por la ONCE. En él descubrí lo bien que me sentía escribiendo relatos. Desde 2002 empecé a acumular textos que fueron prodigándose cada vez más conforme iba teniendo seguidores de ellos… En fin, que entre lo uno y lo otro, en agosto de 2011, en las fiestas de mi pueblo, un buen amigo me convenció de que tenía material suficiente para cumplir esa meta literaria. A partir de ahí se trataba de dar coherencia a los relatos y buscar un hilo conductor. Ese hilo no sería otro que agruparlos en huellas temáticas. El camino estaba trazado. Ya sólo me restaba recorrerlo. No resultó fácil, pero el producto obtenido es magnífico, sin duda alguna.

—Sobre tu libro: ¿qué podemos encontrar en él? ¿Qué intentas transmitir a través de tus relatos?

El libro es un conjunto de 70 relatos, estructurados en 10 huellas, a modo de capítulos temáticos,  que representan mi concepto de los que considero valores esenciales, y son señas de identidad que la experiencia me demuestra que su práctica ayuda notablemente a afrontar la vida con mejores perspectivas. El libro pretende ser luz para quien siente oscuridad y ojalá deje esa huella, a modo de pisada, mediante la que los ciegos identificamos a esos seres amigos que se acercan a nosotros. Dejar huella, ser luz es a lo que aspiro y a lo que aspira el libro.

—¿Has recibido algún tipo de ayuda para llevar a cabo este proyecto, el que tantas satisfacciones y desvelos te está aportando?

Sin duda que si este libro está alcanzando el increíble éxito que, apenas un año después de su edición, me ha deparado, es gracias a los numerosos apoyos con que he contado en este tiempo. Mi familia que, en todo momento, ha estado a mi lado como una legión. Quienes me asesoraron en los aspectos visuales (desde la elección de la cubierta o el tipo de letra hasta la corrección ortográfica y demás), excelentes guías editoriales pero mejores amigos. La ONCE concediéndome una subvención para los gastos y dándome su respaldo mediático. Y todos quienes han promovido actos de presencia del libro, siendo los últimos los del pasado día 18 con tan buen hacer tuyo, de Emilio Tomás García y de los dueños de las librerías. Es otra de mis máximas ésa que dice: “sin el apoyo de la familia y de los amigos, uno no es que no sea nada, pero es muy poco”.

—Nos quedamos impresionados al verte comenzar la presentación leyendo uno de tus relatos en braille. ¿Le ha costado a Alberto Gil adaptarse a esta nueva vida, considerando que no nació ciego?

La adaptación a la ceguera fue dura, pero como siempre tuve claro que no queda otra que tirar para adelante. Cuando vi, además, que otros como yo lo habían superado, supe que yo también lo haría. En la ONCE nos enseñan las distintas técnicas de orientación, movilidad y vida diaria para ser autónomos en el día a día. Así que hasta aquí he llegado, eso sí, con esfuerzo, tenacidad y apoyos. Antes que ciego soy persona y mi carácter emprendedor y tenaz me han ayudado, además de preocuparme por aprender constantemente y tratar de granjearme grandes amistades. La palabra ‘Amigo’ es muy importante para mí y procuro cultivarla con mi mejor saber y entender.

Ahora trato de que otras personas ciegas que vienen detrás de mí lo tengan más fácil que yo: contribuyo, a través de mi trabajo y actuaciones particulares, en la promoción de la lectura y el braille, tanto entre mis compañeros como cara a la sociedad. Procuro participar plenamente en la vida cultural de mi entorno como enriquecimiento personal y difusión de las capacidades de quienes padecemos una discapacidad. Abogo por la reivindicación de la diferencia porque lo diferente enriquece a la sociedad que la valora.

—Además de tu trabajo y de todas las actividades que desarrollas a diario, también dedicas tiempo a hacerte presente en el mundo de las nuevas tecnologías: podemos encontrarte en twitter, facebook y, además, tienes un blog donde compartes experiencias e ilusiones, además de esos mensajes de luz y esperanza que tanto te caracterizan. Explícanos por qué lo creaste, con qué expectativas.

Si podemos asegurar que el sistema braille constituyó la primera revolución en el acceso a la luz del conocimiento, y de ahí a nuestra normalización, las nuevas tecnologías sería la segunda. Para mí, la tecnología es una ventana abierta al mundo de la luz y la igualdad con los que ven. Así que a partir de esta certeza mía, me propongo aprovechar todas sus posibilidades. Con un ordenador, si no digo que soy ciego, nadie lo adivinaría y esto es muy grande a mi modo de entender.

En 2007 doy un paso adelante y creo ‘Tiflohomero’, mi blog. Se trataba de participar de la blogosfera y la web 2.0 para dar a conocer mi vocación cultural y literaria además de acercar mi cotidianeidad de ciego como vía de estímulo y difusión. ‘Tiflos’, en griego, significa ‘ciego’; y ‘Homero’ para mí es todo un símbolo cultural y literario. Así que el nombre engloba la filosofía del blog. 1154 entradas y más de 151.000 visitas avalan su madurez y logros. Después me sumaría a Twitter y Facebook además de disponer de un teléfono táctil de última generación. Todas estas herramientas que me ayudan a ser uno más, mi gran meta.

—Respecto a la sociedad en la que vivimos: ¿hay todavía mucho desconocimiento sobre el mundo de la discapacidad visual? ¿Crees que se está avanzando en medios de adaptación para haceros la vida más fácil o siguen existiendo incontables barreras?

Sin duda que se ha avanzado, pero queda aún mucho por andar. En mi día a día sigo encontrándome con la perplejidad y desconocimiento de personas más o menos voluntariosas a la hora de ayudarme pero que, precisamente por desconocimiento, lo hacen de forma incorrecta. Siguen habiendo numerosas barreras porque no ha calado verdaderamente el concepto de que la accesibilidad beneficia a todos los ciudadanos, no sólo a los discapacitados, y que debe diseñarse para todos. La accesibilidad y el diseño para todos bien planteado no sólo no son caros, sino que representan oportunidades de negocio y facilitan la vida en general a todo el mundo.

Hay barreras en mi acceso al consumo, barreras en el uso de determinadas páginas web, barreras en el transporte o en mi movilidad viaria. Se ha avanzado, sí, pero continúa habiéndolas.

—¿Alberto Gil es profeta en su tierra?

Sí, sin duda que lo he sido. Así lo atestigua el acto que se llevó a cabo en Fuentestrún, mi pueblo, en el que, presidido por su alcalde, mis paisanos me arroparon de forma maravillosa. Pero también, con la adquisición de numerosos ejemplares por parte del Ayuntamiento de Soria y la Diputación Provincial. Para mí, todo este respaldo constituye un gran honor y un verdadero impulso motivador. Gozar de todo ello significa mucho para alguien como yo, escritor novel que lucha por hacerse un humilde hueco en el complejo mundo del libro.

—En tus relatos haces alusión al mundo del voluntariado en varias ocasiones. ¿‘Huellas de luz’ se suma al carro de libros solidarios?

Claro que sí. En mi deambular cotidiano por una gran ciudad como Madrid, son numerosas las ocasiones en que necesito ayuda y, por ello, la pido y espero recibirla. Si eso me pasa a mí, entiendo que, cuando alguien demanda mi solidaridad, yo debo hacer lo posible por responder en la misma medida que espero yo aquélla. Soy consciente de que es poco lo que puedo hacer, pero quién sabe si con un pequeño gesto mío, una sonrisa, la aportación que suponen los derechos por la venta de ‘Huellas de Luz’ u otras acciones mías, puedan ayudar a alguien a ser más feliz o a que tenga una llama de esperanza. Ojalá con mi pobre aportación ayude a hacer de este mundo un hogar más cálido, no dando lo que me sobra, sino compartiendo lo que tengo.

En concreto, la Fundación Alaine, como beneficiaria de las ventas, ha promovido un programa de energía en centros como colegios e incubadoras a partir de la instalación de placas solares en el país africano de Benín y al que han puesto el nombre del título del libro. Es un privilegio para mí que niños africanos puedan disponer de luz a partir de lo que una persona ciega se ha empeñado en conseguir.

—Y ya para finalizar, Alberto: ¿tienes previsto volver a visitarnos en un futuro?

Sin duda que, por lo dicho, a uno le quedan ganas de regresar con más pausa y sosiego, pero a corto plazo parece difícil. No querría, sin embargo, dejar de volver algún día para repetir tan buenos ratos de generosidad y afecto con que he sido obsequiado. De todas formas, Pilar de la Horadada y algunas de sus buenas gentes ocupan ya para siempre un rinconcito de mi corazón.

Pues, Alberto, sólo me resta darte las gracias por tu visita en nombre del pueblo de Pilar de la Horadada, por todo lo que nos has aportado, y animarte a volver en un futuro no muy lejano para presentarnos tu próximo libro. Te estaremos esperando con ilusión e interés, acogiéndote como mereces por ser como eres, portador de luz y esperanza. Muchas gracias, amigo, y hasta la próxima.

viernes, 7 de junio de 2013

ALBERTO GIL, GENIO Y FIGURA


Alberto leyendo en braille ante el periodista Emilio Tomás García, conductor de la presentación de 'Huellas de Luz' en Pilar de la Horadada
Como se dijo que ‘quien comparte, se queda con más’, por aquello de ser un poquito mejores cada día y hacer de la generosidad nuestra seña de identidad, por todo ello mi intención y empeño por traer a Alberto Gil a Pilar de la Horadada. Y porque se dijo también que nadie enciende una luz para ponerla debajo de una mesa, sino para alumbrar a cuantos se encuentran en la casa. Por los valores que transmite y de los que ya os hablaré, por lo que enseñan sus vivencias y experiencias, por la magia que le rodea y por el interés que despierta él y su mundo… por todo ello valía la pena proponérselo. Y él, cómo no, aceptó encantado. Todo fuera por ser testimonio de superación y esperanza, por alumbrar con su resplandeciente luz a cuantos se dejaran alcanzar haciendo visible el mundo de la discapacidad visual, por sensibilizar, por estar ahí y tantas otras cosas. Por eso llegó hasta aquí embarcándose en otra de sus odiseas literarias, cumpliendo su palabra y saliendo airoso de toda clase de obstáculos y otras vicisitudes del día a día. Haciendo de la amistad gala y ornato, su tarjeta de presentación. Por todo eso y para consolidar mediante un emocionado encuentro la amistad que empezó a forjarse entre nosotros, hace ya la friolera de cinco años, gracias a un blog solidario de internet donde ambos éramos comentaristas…

En la librería 'El Baúl del Libro' 18-5-13
Ése es Alberto Gil. Dinámico, divertido y amigo de sus amigos. Explorador innato. Arqueólogo vocacional. Viajero incansable, de los que se la juegan apostando siempre por los retos más difíciles. Portador de luz, como os decía y no me canso de repetir, estandarte de ejemplaridad. Amigo fiel. Hombre honesto y sencillo. Orador que sabe transmitir como nadie su saber con naturalidad, cercanía y humildad, haciendo gala de aquellos principios y valores que aprendiera de sus padres. Precisamente lo que termina haciendo de él un alma grande y la respuesta a cómo llega a grandes y pequeños por igual, ya que en ello basa su razón de ser. Porque con Alberto se da la controversia de que no hay secretos y, al mismo tiempo, sí los hay: entrega desinteresada, modestia, coraje, tenacidad… Pero, ¿de dónde saca un hombre que lleva veintiséis años ciego tanta energía, tanta ilusión, tantas ganas de vivir y salir adelante, además, sirviendo de ejemplo a otros muchos que no pueden quejarse casi de nada? No me queda duda alguna de que son dádivas procedentes de su espíritu de lucha y superación, pero añadir también que aquí la literatura ha jugado un papel importante… La literatura como arma, como tabla de salvación, como vía de escape de la realidad, como puerta a un mundo paralelo, perfecto y más humano. Lo entiendo bien.

Alberto dictando las dedicatorias que, acto seguido, firmaría
Después de una triunfante presentación, donde emocionó e hizo sonreír a partes iguales, como no podía ser de otra manera, bajó feliz los escasos escalones que distan de la entrada de la librería ‘El Baúl del Libro’ hasta la acera, con el corazón henchido por la acogida brindada. Esbozando una de esas sonrisas de quien es sabedor que se deja el trabajo bien hecho. Esa sonrisa que invita al optimismo y a la esperanza. Porque me consta que prepara con esfuerzo y tesón cada viaje, realizando siempre un trabajo metódico, calculado y bien organizado. Pero a la hora de exponer sus experiencias abre el corazón de par y par y todo lo que fluye es música para los oídos, no se trata de nada elaborado. Alberto se presta siempre a la improvisación, como los grandes genios y maestros. Y el resultado no deja a nadie indiferente. Doy fe.

Firma de libros
¿Y cómo no? Como buen observador y filósofo de la vida, rehúye de los estereotipos. No le agrada que le comparen ni comparar porque cree en la individualidad del ser, en su autenticidad y valor como ser único. Cree en la capacidad que todo ser humano posee para conseguir la paz y la concordia, la felicidad y la realización personal contra cualquier contratiempo. Cree en un ser superior que nos protege y que no deja nada al azar. Y como buen guerrero de la luz, mediante su pasión por la literatura y los libros, trata de hacer de este mundo un lugar más cálido. Más confortable y seguro. Más amable y tolerante. Un lugar donde todos seríamos más felices si así nos lo propusiéramos. Y, por su parte, lo consigue con creces, porque quien se adentra en sus relatos, donde da vida a fantásticos seres y humanizados personajes, descubre que, más que emocionar, enseña, transmite, enamora. Porque posee la sensibilidad necesaria para transformar el llanto en risa. La magia y fantasía suficientes para dar vida y forjar ilusiones. Y la creatividad que hace falta para transportar al exigente y experimentado lector hasta ese universo ilimitado del que se componen y da vida a sus relatos.


Presentación de 'Huellas de Luz' en la librería Códex de Orihuela 18-5-13
Y de las huellas que recoge en su libro, de todas esas vivencias y experiencias personales: ¿qué destacar? Ah, sí, la sonrisa, sí... y la amistad. Porque pudimos comprobar que este escritor comulga con el ejemplo. Es un hombre de recursos que nunca se deja nada en el tintero. Dejó constancia de ello hasta a su vuelta a Madrid, donde escribió una exhaustiva crónica de lo acontecido donde tuvo recuerdos y palabras para todos. Y a mí, que me gustan las personas que no son cortas de memoria, descubrí que en ese sentido, Alberto Gil, mi gran amigo, se lleva la palma. Ni el conserje de la Casa Museo de Miguel Hernández, que tuvimos el honor de visitar el día de su partida, escapó a su agradecimiento en aquella crónica, tal y como acostumbraran hacer los mejores dramaturgos, escritores y poetas de todos los tiempos.

Frente a la Casa Museo de Miguel Hernández 19-5-13