viernes, 12 de junio de 2009

ESPEJISMOS


Entraba a toda velocidad a mirar mi correo electrónico cuando unas llamativas letras desvían mi atención. Por primera vez, en un año que hace ya que me abrí el e-mail, me fijo en uno de esos anuncios que vienen en el margen derecho. Allí, como si las letras que forman esta escueta frase fueran de neón, tuvieran relieve o tamaño XXL, siento como hipnotizan mis sentidos, se hacen con mi voluntad y casi, se podría decir, me obligan a leerlas: "ELIGE TU SEXO"...

Enseguida me doy cuenta que se trata de uno de esos anuncios donde te proponen perder ese peso que hemos ganado a conciencia durante todo el invierno. Y, por supuesto, preocupados por nuestra imagen, para ayudarnos en tan ardua labor piden datos tan "inofensivos" como el "sexo" o "talla corporal" del futuro cliente...

Entonces, más aliviada al comprobar que no se trata de ninguna clínica donde puedas elegir el sexo que prefieras a la carta (con todos los respetos que me merece esta cirugía y las personas que se la practican), sonrío pensando en el buen estratega del publicitario que se encarga de crear ese tipo de anuncio... Querido amigo, si lo que querías era llamar la atención, haces bien tu trabajo. Ahora bien, me has conducido a la siguiente reflexión, cosa por la que también te felicito:

"Leamos detenidamente, sobre todo la letra pequeña (esa tan miníscula que apenas se ve y que muchos profesionales de la publicidad se afanan en esconder porque no ofrecen muchos beneficios precisamente), a veces las cosas no son lo que a primera vista pueden parecer".

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